viernes, 28 de agosto de 2009

Los misterios de Eleusis

Los grandes misterios eleusinos eran una serie de ritos articulados en torno a la leyenda de Deméter y su hija Perséfone, según la cual ésta fue secuestrada por Hades, el dios de ultratumba, que se había enamorado de ella al verla recogiendo flores. Deméter estuvo meses buscándola y por lo tanto, descuidó su trabajo como diosa de la agricultura, sumiéndose la Tierra en el invierno, arruinándose las cosechas y escondiéndose el sol. Por fin pudo llevársela, pero Perséfone había comido tres semillas de granada y por lo tanto, quedó vinculada para siempre al inframundo. Llegó a un acuerdo con Hades según el cual Perséfone repartiría su estancia entre el mundo de la superficie y el inframundo, dando origen a las estaciones del año. Una versión más amplia de esta historia se encuentra en el Himno Homérico a Deméter.

Los Misterios duraban una semana y se celebraban todos los años a comienzos de otoño. Las celebraciones se repartían entre las ciudades de Atenas y Eleusis. Los iniciados acudían de todas partes de Grecia y más tarde, incluso del mundo romano. Salían mensajeros de Eleusis para proclamar una tregua sagrada durante 55 días.

El desarrollo de la parte pública

Las actividades comenzaban un día antes del día oficial, cuando se transportaban ciertos artículos sagrados cuya naturaleza se desconoce desde Eleusis hasta Atenas, tras los sacrificios preliminares. La procesión descansaba bajo la Higuera Sagrada, donde según la leyenda, Deméter se paró a descansar y fue cuidada por Filatos. Como recompensa, ella le dio el árbol. La procesión entonces continuaba su camino a Atenas para terminar en el Eleusion, templo de Deméter que se encontraba en la acrópolis de la ciudad.

El primer día oficial de los misterios, el arconte basileo, un magistrado ateniense, encargado de la parte no religiosa de las celebraciones, llevaba a la gente hasta el ágora de Atenas y en presencia del sacerdote leía una proclama convocando a los futuros iniciados. Sólo el sacerdote podía decidir quién podía ser iniciado y quién no. Los que tenían prohibida la asistencia eran aquellos que habían cometido homicidios, los bárbaros y todo aquel que no hablaba ni entendía el griego. Los admitidos podían entrar en el Eleusion tras lavarse las manos en el agua sagrada de la entrada al templo.

El segundo día, los participantes caminaban hasta el mar cerca de Atenas y se lavaban a si mismos y a un pequeño cerdo, el cual era sacrificado cuando regresaban a la ciudad. Las actividades del tercer día, el Día de los Sacrificios, no están claras pero parece que ese día el arconte hacia algunos sacrificios y se enviaban muchas delegaciones a otras ciudades para que hicieran sacrificios en nombre de Atenas.

El cuarto día era llamado Asclepia en conmemoración a la purificación del dios Asclepio. La tradición cuenta que Asclepio llego a Atenas un día tarde para su purificación así que los ritos se retrasaron un día para que Asclepio pudiera ser iniciado en los misterios. Ese día, también son purificados aquellos iniciados que han llegado tarde. Los que ya habían sido purificados se quedan en casa y probablemente reciben más instrucciones.

El quinto día se llevaba a cabo la procesión. Oficiales, iniciados y patrocinadores caminaban hacia Eleusis desde Atenas a pie, cubriendo una distancia de 14 millas, aunque los adinerados hacían el recorrido en carruajes. Los sacerdotes también hacían el camino sobre ruedas. Encabezando la procesión se encontraba una estatua de Iaco, la personificación de la excitación y el ruido de la procesión (quizá un epíteto de Dionisos o una divinidad descendiente de Perséfone o Deméter).

Una vez que los iniciados habían cruzado el puente sobre el rio Rheitoi, también conocido como el lugar “krokosis” a causa del legendario Krokos, el primer habitante de la región. Aquí, sus descendientes ataban a cada iniciado una tira de lana color azafrán llamada “kroke” en la mano derecha y en la pierna izquierda. No esta claro el propósito de este acto, simplemente que era una oportunidad que tenían los iniciados para descansar del largo camino.

Una vez que la procesión llegaba al rio Kefisos, unos hombres con la cabeza cubierta conocidos como gephyrismoi, esperaban con insultos y burlas a los iniciados, incluso aunque algunos de ellos fuesen importantes ciudadanos de Atenas. La intención de esto quizá era dotar de humildad a los iniciados o protegerlos contra malos espíritus. En cualquier caso, este aspecto del ritual rememora los chistes de Yambe (según Pierre Grimal, hija de Pan y Eco que hizo reír a Deméter cuando ella estaba afligida por la perdida de su hija). Finalmente, tras la llegada de la procesión, los iniciados participan en bailes y fiestas hasta que la gente se dispersaba y se iba a dormir.

El ritual secreto

En este punto, los detalles de los Misterios son menos claros debido a su naturaleza secreta. El sexto día, llamado Teletes, era probablemente un día de ayuno y purificación. El ayuno quizá se rompía con el consumo de ciceon, una poción de cebada y poleo que conmemora el momento en el que Deméter rehusó beber vino rojo. El arconte Basileo realizaba un último sacrificio antes de que comenzara el ritual. Sabemos muy poco de esta parte de los Misterios. Las fuentes antiguas hablan e insinúan que en la historia de Deméter y Perséfone se dice mucho, quizá invocaciones, y que se habla de los objetos sagrados, aunque no podemos estar seguros de esto. El séptimo día era un día de descanso antes del ritual nocturno en el Telesterion, donde les eran mostrados a los iniciados los tesoros secretos de Deméter. No podían hablar de lo que veían allí dentro bajo pena de muerte. Hay algunas teorías que defienden que en estos momentos se usaban sustancias parecidas al LSD para provocar visiones en los iniciados. Estas sustancias quizá provenían del cornezuelo, un hongo que aparecía a veces en la cebada. El octavo día se hacían libaciones a los difuntos.

El regreso a Atenas

El noveno día se regresaba a Atenas y se cerraba el festival. Al día siguiente, el arconte Basileo y sus asistentes informaban a la asamblea ateniense en el Eleusinion sobre los procedimientos legales que se podían efectuar contra aquellos que no hubiesen actuado de forma piadosa. En este punto, los iniciados ya no tenían obligación de culto y podían seguir con sus vidas.

Los Misterios probablemente terminaron en el año 396 d.C. con la destrucción del santuario de Eleusis y el Eleusinion en Atenas por parte de Alarico y los visigodos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario