miércoles, 18 de mayo de 2011

Los vetones

Los vetones son un pueblo celta prerromano asentado al oeste de la Península Ibérica, entre los ríos Duero y Tajo y abarcando las actuales provincias de Salamanca, Cáceres, Ávila, Zamora y Toledo, aunque también se han encontrado hallazgos en Portugal. Los restos más significativos que nos han quedado de los vetones son los castros, la mayoría de los cuales se concentran en Salamanca y Ávila y muestran una estructura bastante avanzada. Era un pueblo fundamentalmente guerrero a juzgar por la importancia que se da a esta clase en las necrópolis halladas.

La cultura vetona se encuadra dentro de lo que conocemos como Cogotas II o cultura de los verracos, desarrollada durante el siglo V a.C. e influenciada por la llegada de pueblos indoeuropeos a finales de la Edad de Bronce. Es en esta época cuando los castros comienzan a amurallarse, como señal de la necesidad de protección de sus riquezas y la disponibilidad de mano de obra que se dedicase a estas construcciones en detrimento de las actividades primarias de recolección, pastoreo, agricultura, etc. Se cree que este aumento de las riquezas se debe al contacto con los habitantes del sur de la Península y los pueblos colonizadores.

Los castros vetones tenían una capacidad de entre 500 y 2000 personas como mucho. Estaban constituidos por casas rectangulares con cubiertas de barro o paja que por lo general constaban de una o dos habitaciones. Se sitúan en lugares de acceso difícil y cerca de corrientes de agua y carreteras. Las murallas tienen una altura máxima de cuatro metros y en ocasiones se han encontrado fosos delante de ellas o incluso campos sembrados de piedras puntiagudas que dificultaran el acceso. Dentro del poblado, existe una compartimentación del espacio basada en actividades económicas aunque también se han encontrado zonas de "ricos", separadas de zonas más humildes.

En cuanto las necrópolis, se han encontrado urnas de cremación aunque también se han hallado cadáveres incinerados pero depositados en la tierra sin urna. En algunos enterramientos hay objetos de cerámica y metálicos a modo de ajuar. Algunas tumbas se remarcaban con estelas, lajas o pequeños túmulos, y otras simplemente se cubrían con tierra. En la zona de Zamora y Salamanca no se han encontrado necrópolis, lo que hace pensar en prácticas como la exposición de cadáveres a los animales carroñeros o que los mismos se arrojasen al río.

La sociedad estaba muy estratificada. En el punto más alto existía una clase militar de élite, que disfrutaría de caballos y armas de lujo; bajo ellos, los guerreros más modestos, seguidos de los artesanos y los comerciantes y por último, la gente humilde, existiendo por dejando de ésta un pequeño número de siervos o esclavos. La actividad económica más importante era la ganadería, especialmente la bovina y porcina, pero no hay que descartar la agricultura del cereal, la recolección de frutos silvestres y la caza del ciervo y el jabalí. Estaban muy industrializados en comparación con otros pueblos, pues producían hierro, fundían bronce, fabricaban tejidos y tallaban en piedra de una forma organizada mucho antes de la llegada de los romanos.

Artísticamente, debemos resaltar las esculturas de verracos (toros y cerdos) que los vetones han dejado por todo el territorio. se cree que su significado puede ser comemorativo de victorias o mágico-protector en cuanto al ganado. También pudieron tener un sentido funerario, pues en algunas se han encontrado cavidades que podrían estar dedicadas a la colocación de cenizas. Algunas están situadas en zonas de pastizales y amplios prados así que quizá servían para señalizar localizaciones óptimas para llevar el ganado a pastar.

Sus dioses principales fueron Ataecina y Endovélico, de los cuales se han encontrado numerosos vestigios en territorio vetón, extendiéndose también hacia los lusitanos hacia el sur y otros pueblos célticos de la Península Ibérica.

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