domingo, 27 de diciembre de 2009

El dios Fósforo

De vez en cuando no está de más ir más allá del Olimpo y descubrir dioses menores y prácticamente desconocidos, que nos ayudan no sólo a ampliar nuestra información sobre la religión de los antiguos griegos, sino también a comprender muchas cosas de nuestra vida cotidiana. En este artículo quiero presentar, aunque con más brevedad de la que quisiera, al dios Fósforo, también llamado Eósforo o Heósforo, identificado con el lucero del alba que observaban los antiguos al amanecer y el cual hoy sabemos que es el planeta Venus.

El nombre de Fósforo viene del griego φώς ("luz") y φόρος ("portador"), ya que se trataba del dios que traía las primeras luces del día. Era hijo de Eos, la aurora, y Astreo, un titán, y hermano de los Vientos: : Céfiro, Boreas y Noto. Era representado a menudo como una antorcha portada por su madre y a menudo se le daba el apelativo de Estrella de la Mañana. Los romanos tradujeron su nombre a Lucero, el cual fue utilizado posteriormente como Lucifer por San Jerónimo en su Vulgata para identificar al ángel rebelde que provocó que los demonios fuesen expulsados del Cielo. Posteriormente, este término serviría de forma ambigua junto con el de Satanás para designar al Diablo. En la religión strega es el padre de Aradia.

Fósforo mantuvo relaciones con Cleobea y tuvo un hijo llamado Filónide o Filamón, poeta y adivino del que también se dice que era hijo de Apolo y gemelo de Autólico.

Y sí, él es la causa de que al elemento químico del Fósforo se le pusiera ese nombre, ya que su principal característica es que emite luz al contacto con el oxígeno.

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jueves, 17 de diciembre de 2009

Las vestales

Las vestales eran el conjunto de sacerdotisas dedicadas al culto de Vesta en Roma. Su peculiaridad consiste en que eran sacerdotisas públicas y que formaban un cuerpo religioso integrado por mujeres, cuando lo normal es que fueran hombres los encargados del culto a los dioses. Su mayor responsabilidad residía en vigilar el fuego sagrado de Vesta, situado en su templo en el Foro Romano. Se dice que las vestales cuidaban del fuego de la ciudad desde los tiempos de la Monarquía, y que incluso la madre de Rómulo y Remo fue una vestal.

Vesta es una diosa romana de orígenes antiguos, asociada al fuego del hogar. Su culto fue introducido en Roma por Rómulo, según la mayoría de los autores, aunque hay ciertas dudas ya que el templo (redondo como las primitivas cabañas del Lacio) se encuentra fuera del área del Foro Romano, que es donde se sitúa la ciudad fundada por Rómulo. Sabemos del arcaicismo de esta diosa porque el animal que se le asociaba es el asno, animal mediterráneo por excelencia, en lugar del caballo, animal representativo indoeuropeo. El día de las Vestalia se coronaba a los asnos con flores y no se les obligaba a trabajar; se hacía por una leyenda según la cual un asno había protegido a Vesta de los ardores amorosos de Príapo, aunque se cree que es un mito tardío y artificial.

Las vestales eran escogidas durante su infancia; debían ser vírgenes y hermosas, y provenir de padres reconocidos. Desde el momento en que pasaban a formar parte del templo, se consideraba que ya no dependían de su familia. Pero el servicio a Vesta no era para toda la vida. Cuando una vestal cumplía treinta años en el templo (diez años de instrucción, diez de servicio y diez de instrucción), eran libres para casarse si querían, aunque lo normal era que eligieran permanecer célibes y en el templo. La condición de la virginidad venía de los tiempos de los poblados antiguos, cuando eran las muchachas jóvenes y solteras las encargadas de vigilar el fuego sagrado, ya que no tenían familia ni tareas hogareñas que atender.

La vestimenta también identificaba a las vestales. Las tunicas que utilizaban eran de lino blanco y estaban adornadas con una orla de púrpura. Dentro de los distintivos que llevaban encontramos uno de suma importancia, la vitta. Era comúnmente utilizada como adorno por las mujeres pero en el caso de las vestales identificaba su posición sagrada en la sociedad. Es por esto que lo primero que se le hacía a una Vestal que rompía sus votos era el despojarla de esta vitta.

Las vestales gozaban de ciertos privilegios, como el de poder disponer de todas sus posesiones e incluso podían hacer testamento, aunque su padre o cualquier otro varón de la familia aún estuviese vivo. Además, podían absolver a un condenado a muerte, siempre que se lo encontraran de forma casual cuando era llevado hacia su condena. Siempre eran escoltadas por lictores y en obras de teatro y otros espectáculos, gozaban de los mejores sitios. Además, solían ser invitadas a los banquetes más suntuosos de la ciudad.

Por contra, tenían algunas prohibiciones y responsabilidades por las que podían ser duramente castigadas. Lo más importante de todo era que no se apagase el fuego del templo. Si esto ocurría, el Senado se reunía y hablaban sobre las causas y las consecuencias del hecho; después el fuego volvía a encenderse. La vestal que había estado de guardia cuando la llama se había apagado era azotada.

El segundo tabú de las vestales era obviamente la virginidad, y perderla se consideraba un acto mucho peor que el dejar que la llama se apagase. Los castigos iban desde la lapidación hasta la decapitación o el enterramiento en vida, aunque sólo se tiene constancia de una veintena de casos en los que hubo que recurrir a ellos.

La fiesta más importante del año eran las Vestalia, celebradas entre el 7 y el 15 de junio. Era una fiesta dedicada especialmente a las mujeres que eran madres, ya que vesta era la diosa del hogar, la familia y la pureza; además, era la única época del año en la que el público podía entrar al templo. Había varias procesiones por la ciudad en las que se paseaban estatuas de la diosa.

Algunas vestales famosas fueron Rhea Silvia, la madre de Rómulo y Remo, quien obviamente rompió sus votos de castidad; Tarpeia, quien traicionó a Roma y fue arrojada desde la roca que luego adquirió su nombre; o Julia Aquilia Severa, que rompió sus votos casándose con el emperador Elagabalus, y que, por supuesto, no fue castigada.

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jueves, 10 de diciembre de 2009

Los funerales en Grecia

La mayor parte de la información que tenemos sobre el desarrollo de las ceremonias fúnebres está en las representaciones de los vasos, que se centran especialmente en los momentos de exposición del cadáver y la conducción al cementerio. Solamente por fuentes escritas conocemos el lavado del difunto, su disposición en el ataúd y el enterramiento.

Las mujeres eran las encargadas de lavar el cadáver, ungirlo con perfume, vestirlo y arreglarlo en lechos cubiertos de paños con la cabeza apoyada en almohadones. Al dia siguiente de la muerte, se recibía a los parientes y amigos para la ceremonia del lamento. A partir de la época clásica, hay un claro reparto de papeles: las mujeres plañen en el hogar del difunto y los hombres le rinden un último reconocimiento social mediante un homenaje.

Al amanecer del tercer día, una procesión conducía al difunto al cementerio, donde se lo enterraba o se lo incineraba. Esta elección dependía de la tradición familiar, aunque por lo general los círculos aristocráticos preferían la incineración, ya que lo asociaban al ritual heroico descrito en las obras de Homero.>

La inhumación del cuerpo o de las cenizas se acompañaban por ofrendas de comida y libaciones y tras el funeral, parientes y amigos eran invitados a un banquete fúnebre a su regreso a la casa del difunto.

Nueve días después del funeral, los familiares y amigos se reencontraban en la acrópolis para repetir las ceremonias fúnebres y otros ritos que señalaban la finalización del luto a los treinta días. Posteriormente, tanto la celebración del aniversario de la muerte como toda visita al sepulcro se acompañaba de numerosas ofrendas: flores, cintas de colores, recipientes para libaciones, tarros de perfume, arquetas para joyas, instrumentos musicales, armas y aparatos de gimnasia.

Tanto en el ritual de incineración como en el de inhumación, se daba gran importancia a la visibilidad de la tumba, no sólo para que los recordasen los familiares y amigos, sino cualquiera que pasase por la necrópolis. Para esto se usaban unos signáculos, cuya tipología era muy variada. Entre los siglos IX a.C. y VII a.C. eran estelas sin relieves ni inscripciones con grandes vasos. A partir del siglo VI a.C. los vasos se sustituyeron por esculturas monumentales de mármol. En los siglos V y IV a.C. a consecuencia de las leyes suntuarias que prohibían el exceso de lujo, el aspecto exterior de las tumbas disminuyó de tamaño.

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lunes, 7 de diciembre de 2009

Troya

Troya (en griego Τροία o Τροίας; también llamada Ilión, en griego Ίλιον o Ίλιος, Wilusa en hitita y Truva en turco) es una ciudad tanto histórica como legendaria, donde se desarrolló la Guerra de Troya, aunque mi intención al escribir este artículo es hablar de la Troya histórica, ya que de la leyenda se ha hablado mucho y creo que más o menos muchos conocemos ya la historia.

La Troya histórica estuvo habitada desde el III milenio a.C y se situó en el estrecho de los Dardanelos, teniendo una posición estratégica respecto al Mar Negro. Además, se encontraba entre dos ríos, el Escamandro y el Simois, lo que ayudaba a sus comunicaciones. Aún así y debido a las condiciones del clima, muchas veces los barcos que querían cruzar el estrecho tenían que detenerse durante bastante tiempo en Troya a esperar que fuera el momento propicio para navegar.

El esplendor de Troya coincide con el esplendor del imperio hitita, y encontramos referencias a la ciudad en muchas fuentes hititas, si bien pueden llevar a la confusión ya que tienen interpretaciones abiertas en cuando a Troya. Las menciones de Troya en las fuentes griegas nos hablan de colonos griegos que llegaron a partir del 900 a.C. (cuando se data el primer santuario a Atenea de la ciudad) y de las invasiones que sufrió por parte no sólo de griegos sino de persas. Alejandro Magno llegó a la ciudad en 334 a.C. y tomándose a sí mismo por un nuevo Aquiles, la tomó bajo su protección, pasando tras su muerte a su general Lisímaco.

Las fuentes romanas hablan de la protección de Troya en el 190 a.C. y se refieren a ella como una aldea. La ciudad pasó a formar parte de Pérgamo hasta que en el 133 a.C. fue considerada como parte de la provincia romana de Asia.

Con la llegada del cristianismo al Imperio Romano, Juliano el Apóstata comprobó que se seguían haciendo rituales a Atenea hasta que en 391 d.C. se prohibieron los cultos paganos. Hacia el 500 hubo un gran terremoto que derribó gran parte de la ciudad. Se produjo un nuevo asentamiento en la zona pero a partir del siglo XIII, la ciudad cayó en el olvido.

Las ruinas de Troya fueron descubiertas en en 1871 por Heinrich Schliemann. En 1998, el sitio arqueológico de Troya fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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lunes, 30 de noviembre de 2009

El culto al toro

El toro es un animal de cuyo culto encontramos vestigios en toda la cuenca del mediterráneo, en variadas formas. Hay varias referencias en la mitología y en la literatura, y también algunos documentos materiales, comenzando desde los juegos funerarios con toros que se celebraban en la civilización minoica hasta variadas estatuillas encontradas en el sur de la Península Ibérica, pasando por el Minotauro griego y el culto a Mitra practicado en Roma, y el dios toro Apis de los egipcios. Se consideraba un símbolo lunar debido a sus cuernos y también de masculinidad y fertilidad.

Encontramos las primeras pruebas de un posible culto al toro en las paredes de las cuevas del Paleolítico, normalmente asociado al buey. Algunas teorías defienden que esta asociación viene por ser el toro un animal masculino y el buey, un animal femenino, pero lo cierto es que están obsoletas. Estas representaciones nos ayudan también a comprobar que el toro ha sido un animal presente en la vida del hombre en toda Europa desde tiempos prehistóricos.

Adelantándonos más en el tiempo, llegamos a Oriente Próximo, a Mesopotamia, donde encontramos el culto al toro asociado a la fertilidad y la fecundidad. Poco a poco, su fuerza fertilizadora fue asimilada a varias divinidades, que aparecen en muchas representaciones en forma antropomorfa con cuernos de toro. De hecho, tanto en esta zona como en Egipto, muchos gobernantes llevaban en título de "Toro Poderoso". Estos rasgos fueron heredados por los acadios, cuyo dios principal, Marduk, era llamado "Toro Joven del Sol". Los asirios, por último, nos dejaron las maravillosas esculturas de los lamassu, toros alados que se consideraban genios protectores que alejaban a los malos espíritus.

Crucemos el Mediterráneo y lleguemos a Egipto, donde vamos a encontrarnos con el dios toro Apis y con faraones que se ceñían la cintura con rabos de toro para simbolizar la fuerza masculina. El culto a toro en esta zona se atestigua desde el V milenio a. C. Respecto al dios toro Apis, debo especificar que en realidad, no es que fuera una divinidad, sino un toro que simbolizaba a Ptah, dios creador. Cuando era sacrificado, se asimilaba entonces al dios Osiris. Este toro era buscado por todo Egipto y tenía que poseer unas características especiales: debía ser negro, con una mancha blanca en forma de luna en la frente. Más tarde y tras el paso de Alejandro Magno por el país, el toro Apis pasó a ser adorado como Serapis.

Ya en Micenas y en Creta, podemos encontrar representaciones de toros en frescos y en decoraciones de vasijas que nos muestran la práctica de la taurocatapsia, consistente en saltar al toro por encima cogiéndole por los cuernos. Se cree que estos juegos tenían un trasfondo religioso relacionado con el sacrificio del animal, aunque también hay autores que piensan que se trataba simplemente de entretenimiento. En cuanto al culto, sólo se ha hallado una estatuilla antropomorfa con cabeza de toro, con lo cual es difícil asegurar que existiera un dios toro, lo que no quiere decir que el toro en sí no fuera considerado un animal sagrado, símbolo de fecundidad.

En Grecia encontramos además el famoso mito del Minotauro, ser monstruoso con cuerpo de hombre y cabeza de toro, producto de la unión entre Pasífae, esposa del rey Minos, y un toro, causada por una venganza de Poseidón. El Minotauro fue encerrado entonces en un laberinto y anualmente se le ofrecían sacrificios de carne humana hasta que Teseo, con ayuda de Ariadna y su famoso hilo, logró derrotarlo y salvar a las que iban a ser las víctimas de esa ocasión.

En Roma la representación más importante respecto al toro está en el culto a Mitra. Según el mito, Mitra venció a un toro y lo sacrificó y este ritual fue representado por sus seguidores. En estos ritos estaba prohibida la presencia de mujeres y es curioso que algunas fórmulas se dijeran en persa, lo que atestigua el origen de este culto en Irán. Se utilizaba el bautismo de los fieles con la sangre del toro sacrificado.

Todas estas prácticas fueron quedando olvidadas con el avance del cristianismo y la prohibición a finales del siglo IV d.C. de los cultos paganos. Actualmente, acercándonos a museos y a los libros de Historia, podemos atestiguar un culto al toro que si bien implicaba sacrificio y derramamiento de sangre, nunca se convirtió en un espectáculo de crueldad y sufrimiento.

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viernes, 27 de noviembre de 2009

Pactos de sangre

La sangre constituye una de las posesiones del hombre más valoradas a lo largo de la Historia. Ha sido transmisora de linajes, motivo de guerras, dadora de vida, excusa para mil y un cambios que se han producido a lo largo de la historia de la humanidad. Y cómo no, la sangre ha servido como muestra del honor a la hora de realizar un pacto, como símbolo de la entrega de la vida en una promesa y garantía del cumplimiento del más mínimo juramento. En las civilizaciones antiguas, nada había más importante que la sangre, pues contenía la vida. Diversos rituales de iniciación y de pactos con los dioses exigían el derramamiento del líquido rojo tan preciado.

Quizá el ejemplo que primero se nos viene a la mente es el escenario de la conjura de Catilina, quien intentó dar un golpe de Estado a la República Romana (según Cicerón). Se dice que en el ritual de conjuración que se celebró, todos los implicados realizaron un pacto en el que se bebió sangre humana producto de un sacrificio, aunque proveniendo este dato de Cayo Salustio Crispo, quien se dedicó a desprestigiarlo, seguramente se trate de una exageración o incluso una invención. En cualquier caso, esto no hace que el dato deje de ser llamativo, puesto que lo que escandalizó fue el hecho del sacrificio humano, no que se bebiera la sangre para pactar.

Tácito nos cuenta en sus Annales que Radamisto y Mitridates unieron las heridas de sus pulgares para hermanarse y sellar así una alianza militar. El texto aparece en el libro XII de dicha obra y es como sigue:


"Luego le lleva a un bosque sagrado cerca de allí, diciendo que tenía en él preparado el sacrificio para autenticar la paz con testimonio de los dioses. Usan aquellos reyes cuando hacen sus confederaciones asirse de las manos derechas, entremezclando los dedos unos con otros, y juntando los pulgares se los atan estrechamente, hasta que, recogida en las puntas la sangre, con un ligero corte se sacan algunas gotas de ella, y se la lamen el uno al otro. Esta suerte de confederación y amistad se tiene por la más sacramental y estrecha, al fin, como consagrada con la propia sangre."

También hay que decir que inmediatamente después, Radamistos traicionó a su tío Mitrídates...

Sin ir más lejos y acudiendo a las fuentes del Cristianismo, Jesús ofreció su sangre en forma de vino a sus apóstoles en una suerte de pacto y como muestra de fidelidad, y es un acto que lleva dos milenios repitiéndose en todas las iglesias cristianas del mundo como conmemoración a un hecho tan importante. En la Biblia hallamos bastantes menciones al pacto de sangre, como en Heb.9:19,20, cita en la que podemos leer lo siguiente:

"Porque habiendo declarado Moisés todos los mandamientos según la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos junto con agua lana e hisopo, y roció al libro mismo y también a todo el pueblo,""diciendo: Esta es la sangre del pacto, el cual Dios os ha ordenado"

Y como estos, otros ejemplos pueden ser encontrados a lo largo de las fuentes de no sólo la Historia Antigua. Lástima que esta comprensión de la sacralidad de la sangre se haya ido transformando en una excusa para menospreciar a ciertos colectivos a los que algunos se siguen empeñando en considerar "impuros". El hombre, como siempre, complica las cosas y las usa para su propio beneficio, especialmente si le sirven para quedar por encima de los demás...

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domingo, 22 de noviembre de 2009

Las Musas

Todos hemos clamado alguna vez a las Musas en busca de inspiración para llevar a cabo cualquier acto mínimamente artístico, pero, ¿sabemos realmente quiénes fueron? En este artículo voy a tratar de desvelar quiénes fueron estas divinidades menores y de qué manera se las rendía culto.

Se dice que las Musas son hijas de Mnemósine y Zeus, aunque otras tradiciones afirman que son las hijas de Harmonía o de Urano y Gea. Pausanias, sin embargo, dice que existieron dos generaciones: una nacida de cada pareja anteriormente mencionada. Presiden el pensamiento en todas sus manifestaciones, y más allá de ser las cantoras que deleitan a los dioses en el Olimpo, rigen la elocuencia, la persuasión, la sabiduría, la Historia, las Matemáticas, la Astronomía... Hesíodo va más allá y habla de ellas como las inspiradoras de las palabras de los reyes para crear la armonía y la paz entre los súbditos y las responsables de los cantos que apaciguan y tranquilizan a los inquietos. Se dice que el primer canto de las Musas fue el que entonaron para celebrar la victoria de los Olímpicos sobre los Titanes, celebrando la llegada de un nuevo orden.

Al principio se las adoraba como divinidades que estaban cerca de las fuentes y según la zona, sus nombres variaban. Finalmente, la tradición de Beocia fue extendiéndose desde el monte Olimpo por toda Grecia hasta llegar a nuestros días como lo que actualmente conocemos por las Nueve Musas. Ya Homero habla de las Musas, aunque nunca menciona ni su número ni sus nombres; tendremos que esperar a Hesíodo para que nos proporcione esta información, que es la que perduró:

* Calíope (Καλλιόπη, ‘la de bello rostro’);
* Clío (Κλειώ, ‘la que celebra’);
* Erato (Ἐρατώ, ‘amorosa’);
* Euterpe (Ευτέρπη, ‘deleite’);
* Melpómene (Μελπομένη, ‘cantar’);
* Polimnia (Πολυμνία, ‘muchos himnos’);
* Talía (θάλλεω, ‘florecer’);
* Terpsícore (Τερψιχόρη, ‘deleite de la danza’);
* Urania (Ουρανία, ‘celestial’).

A pesar de que en muchos lugares cada Musa aparece asociada a un arte en particular, lo cierto es que esto fue un añadido posterior.

En cuanto a su aparición en mitos, las vemos en los relatos de Homero cantando en el funeral de Patroclo o acompañando con su música en los banquetes de los dioses. Se las solía asociar con Dioniso, ya que se las adoraba en el monte Helicón, y se decía que inspiraban a los poetas contándoles los hechos que tenían que relatar y ayudándoles a hacerlo con elegancia.

Como diosas del canto, estaban asociadas a Apolo ya desde tiempos homéricos y posteriormente se dijo que él era quien las dirigía cuando cantaban. Esta relación Apolo lleva consigo también el don de la profecía.
A pesar de todo, las Musas no tienen un ciclo propio, aunque sí tienen algunos papeles menores en mitos importantes. Fueron el jurado en la competición entre Marsias y Apolo, convirtieron en urracas a las hijas del rey Píero por atreverse a competir con ellas, enterraron a Orfeo, les arrebataron las plumas de las alas a las Sirenas de nuevo por una competición...

Respecto al culto a las Musas, lo encontramos en Tracia y Pieria, antes que en el monte Olimpo, donde fue trasladado con posterioridad, para pasar finalmente a Beocia. Los primeros sacrificios a las Musas se documentan en el monte Helicón, donde había un santuario con una fuente, y una gruta sobre la misma. Se dice que allí se celebraba también un festival dedicado a ellas, las Museia. También el monte Parnaso con su fuente Castalia estaba dedicado a ellas.

Desde estos momentos, se extendió el culto a Atenas, donde existió un templo para las Musas; a Esparta, donde se les ofrecían sacrificios antes de ir a la batalla; en Corinto, etc... No hay que entender que eran sacrificios de sangre, en realidad se trataba de libaciones de agua, leche o miel.

Actualmente, las Musas han quedado como elemento de invocación a la inspiración para poetas y cualquiera que se dedique a las artes, aunque no hemos de olvidar que en tiempos pretéritos, los poetas y escritores realmente invocaban a las Musas llenos de fe, y atribuían los méritos de su trabajo a ellas.

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martes, 17 de noviembre de 2009

La Batalla de las Termópilas

Una vez más, me dispongo a coger una película de éxito con trasfondo histórico para poder contar la verdadera historia que hay detrás de un guión cinematográfico, en este caso, me refiero a la película "300". He de decir a favor de esta película que no tiene ninguna pretensión de fidelidad histórica y que además, es una versión hecha a partir de un cómic, con lo cual son comprensibles las licencias que se toman. Aún así, es bastante fiel a los hechos reales.

La Batalla de las Termópilas forma parte del entramado bélico que supuso la Segunda Guerra Médica entre una unión de ciudades griegas lideradas por Esparta y el Imperio Persa de Jerjes I en el años 480 a.C. La batalla en sí duró tres días aunque la operación completa de bloqueo al ejército persa que quería invadir Grecia se alargó durante siete días, ya que Jerjes estuvo cuatro días esperando a que los griegos se retirasen ante la visión de su enorme contingente de tropas. Un ejército de 7000 griegos se puso en marcha a finales de verano para enfrentarse a los 200.000 hombres de Jerjes (aunque se duda acerca de si todo el ejército estuvo presente en las Termópilas), mientras de forma paralela se llevaba a cabo la Batalla de Artemisio, en la que se trató de bloquear el paso por mar de los persas.

La fuente principal para esta batalla es Herodoto, quien se preocupó de buscar los orígenes y el desarrollo del conflicto de las Guerras Médicas más allá de los dioses y de otros motivos divinos. Otro escritor que relató estos hechos fue Diodoro Sículo, quien a su vez siguió los trabajos de Éforo de Cime. Esquilo y Plutarco también hacen alguna mención en sus obras.

Los dos primeros días de batalla, Leónidas se encargó de comandar una pequeña fuerza que se mantuvo en el paso (un desfiladero de 12 metros de ancho), luchando contra los persas y bloqueándoles el camino a Persia. Tras el segundo día, los griegos fueron traicionados por Efialtes, quien indicó al ejército persa un pequeño paso por el que poder acceder a Grecia. Leónidas supo entonces que las líneas griegas serían superadas, así que despidió a todo su ejército quedándose tan sólo con 300 espartanos (los hippeis, la guardia real), 700 tespios, 400 tebanos y algunos soldados más, quienes murieron en la batalla. Los persas lograron así entrar en Grecia y llegaron a tomar Atenas.

La táctica a usar por los soldados griegos sería seguramente la de la falange estándar, según la cual los hombres formaban un muro con los escudos entre los que asomaban las puntas de lanza, colocándose hombro con hombro. Lo bueno de usar esta táctica era que, debido a la estrechez del paso, no podían alienarse demasiados hombres a la vez así que podían ir rotando, permaneciendo frescos continuamente ante los ataques persas. Ante esto, Jerjes decidió enviar a los Inmortales, su cuerpo de élite, pero no tuvieron mucho más exito. Al día siguiente, Jerjes volvió a intentar el asalto sin ningún éxito, pero fue entonces cuando llegó la traición de Efialtes. Los focidios, que eran los encargados de defender ese paso montañoso, no pudieron hacer frente a los persas y la noticia llegó a Leónidas al amanecer del tercer día. Es entonces cuando decidió que la mayor parte del contingente griego se retirase mientras él, junto con sus 300 espartanos y otras agrupaciones, permanecerían en el paso.

Quizá extrañe el hecho de que Leónidas aceptase que iban a ser derrotados pero hay que tener en cuenta que ese mismo año se había consultado el Oráculo de Delfos, el cual había profetizado que, o bien los persas invadirían Esparta, o que moriría un rey descendiente de Heracles. Aparte, Leónidas era realista y en vista de la inferioridad númerica y de la existencia de otro paso que cruzaba las montañas, sabía que no sobrevivirían. Según Heródoto, es el motivo porque escogió sólo a hombres con hijos vivos.
Hay varias anécdotas en la obra de Herodoto, como aquella según la cual, cuando los espartanos escucharon que los persas ocultaban la luz del sol con sus flechas, un soldado llamado Dienekes se alegró diciendo que así no tendrían que luchar bajo el sol. Otra envuelve a Leónidas, pues cuando un emisario persa acudió a él para negociar y le pidió que entregase las armas, él respondió: "Ven y cógelas". Obviamente al fracasar las negociaciones, el ejército persa fue a por todas.
La batalla de las Termópilas y sus protagonistas han sido tomados como ejemplo de la unidad que el patriotismo, la defensa del territorio y el honor pueden ejercer en un grupo pequeño de soldados. También han sido tomados como ejemplo de valentía frente a la adversidad y desde el punto de vista técnico, se aprecia también el modo en el que se supieron aprovechar las dificultades del terreno y el desnivel entre un ejército y otro.

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viernes, 13 de noviembre de 2009

Culto a los ancestros en Roma

En la Antigua Roma se veneraba a los espíritus del hogar y a los ancestros, de forma paralela a los dioses que todos más o menos conocemos. Para este fin, existía en el atrium un altar sagrado en el que siempre debía arder una llama dedicada a Vesta, diosa del hogar, y junto al que se colocaban pequeñas figuras de cera o de barro que simbolizaban a los familiares ya fallecidos, los llamados manes. Aparte, existían los lares, que eran los espíritus del hogar encargados de asegurar la salud de los miembros de la casa y de mantener la concordia entre ellos; y los penates, los guardianes de la despensa a quienes se les dejaba una ofrenda diaria y que posteriormente serían guardianes de toda la casa.

El pater familiae era el encargado de llevar a cabo estos ritos, que consistían principalmente en ofrendas de frutas y libaciones. Además, cuando se celebraba algún ritual como un casamiento o un entierro, tenía que llevar las figuritas de los manes para que también estuvieran presentes.

Al margen del culto doméstico, existía también el culto funerario en cuanto a las tumbas y enterramientos de los familiares, que se solían hacer al borde de los caminos por la creencia de que a los espíritus les gustaba ver a sus familiares y estar cerca de ellos, no aislados en cementerios. Se les enterraba con aquellos objetos que les hubiera representado en vida y a menudo se les dejaban ofrendas de comida y bebida para que estuvieran alimentados. Parece ser que incluso en algunas tumbas se practicaban agujeros para echar el vino dentro y que llegara al difunto. Se escogía el vino porque era lo más parecido a la sangre, que era lo que preferían los muertos, no obstante, en ocasiones se realizaban pequeños sacrificios animales para satisfacerlos también en este sentido.

Aún así, se sabía que la existencia de los muertos no era feliz del todo, por lo que las tumbas se decoraban con flores o incluso se rodeaban de pequeños jardines. En el aniversario de la muerte, la familia celebraba un gran banquete lo más cerca posible de la tumba, o en su defecto, en el interior del hogar junto al altar doméstico, pues así los espíritus podían participar en los festejos.

Otras ocasiones en las que se dedicaba una atención especial a los difuntos era durante las fiestas Parentalia del 21 de febrero y durante el mes de mayo. Las Parentalia eran unas fiestas en honor de los difuntos que comenzaban el 13 de febrero y duraban 8 días. Se consideraban días funestos y no se celebraban bodas en estas fechas. Cuenta Ovidio que se celebran en esas fechas porque hubo un descuido generalizado a los muertos y las almas de éstos salieron de sus tumbas llenando todo con sus lamentos hasta que se les volvió a hacer caso. Estas fiestas terminaban el día 21 con las Feralia, en las que una vieja ofrecía a Tácita, diosa del silencio, un sacrificio con connotaciones mágicas. El día 22 continuaba con las fiestas de las Caristías, en los que los miembros de la familia honraban a los lares y les agradecían el seguir vivos.

Respecto al mes de mayo, se creía que los días 9, 11 y 13, las Lemuria, aparecían los fantasmas de los muertos insatisfechos, por lo que el padre de familia tenía que recorrer la casa en esas noches diciendo conjuros para ahuyentarlos y golpeando el suelo con un objeto de bronce, al tiempo que arrojaba a sus espaldas puñados de habas negras.

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lunes, 9 de noviembre de 2009

La lengua acadia

El acadio es la lengua hablada por asirios y babilonios durante el milenio III a.C. Pertenece a la familia de las lenguas semíticas y deriva del sumerio. Se diferencia de otras lenguas semíticas en el orden de las palabras dentro de la frase, más cercano al sumerio que a otras lenguas del noroeste. Se forma con escritura cuneiforme y toma su nombre de la ciudad de Akad. Su desarrollo e importancia fue aumentando hasta que se convirtió en lengua diplomática de toda la zona en la época de Sargón I y el esplendor del Imperio Acadio. Fue la sustituta del sumerio en textos legales y religiosos. Los reyes egipcios llegaron a usar la lengua acadia para comunicarse con los hititas y también en sus relaciones con Siria.

La novedad del acadio respecto al sumerio reside en que supone la introducción de un sistema silábico completo, pasando los ideogramas a utilizarse para palabras de uso común como "Dios" o "templo". También se mantienen para los nombres de los distintos dioses. Otra particularidad es que hay signos silábicos que no tiene un valor fonético demasiado claro, de manera que varios signos pueden usarse para referirse al mismo sonido.

El acadio permaneció hasta finales del III milenio a.C, cuando fue reemplazado por el babilonio y el asirio, que algunos consideran dialectos. A pesar de todo, en época de Alejandro Magno, en el siglo IV, aún aparecen text
os escrtos en esta lengua aunque se cree que ya no se usaría en su forma hablada. Existen algunos estudios que dividen las etapas del acadio según su origen y época, pero en mi opinión es demasiado exhaustiva y seguramente matizable, por lo que no voy a detallarlas aquí.

El danés Carsten Niebuhr redescubrió el acadio a mediados del siglo XVIII, recopilando algunos documentos y presentándolos en Dinamarca. Al igual que sucedió en el estudio de otras lenguas muertas, la utilización de textos políglotas en los que el acadio aparecía junto con el persa antiguo, fueron extremadamente útiles a la hora de descifrar esta lengua. Comenzaron presentándose algunos nombres propios de reyes hasta
que ya en el siglo XIX Henry Rawlinson logra descifrar por completo la lengua.

Algunos documentos importantes escritos en lengua acadia son el código de Hammurabi y el poema de Gilgamesh, que aunque fue escrito originariamente en sumerio, la versión actual y conocida procede de un texto acadio del siglo XIII a.C.

Ejemplo de escritura acadia:


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miércoles, 4 de noviembre de 2009

El mundo de los muertos en la Antigua Grecia: Hades

Aprovechando estos pasados días de culto a los difuntos y en los que los floristas han hecho negocio, quisiera exponer un breve resumen de cómo se veía el mundo de los muertos en la Antigua Grecia, el reino subterráneo conocido como el Hades, regido por la divinidad del mismo nombre. El nombre originario se refería al dios (δης Hadēs, originalmente Ἅιδης Haidēs o Ἀΐδης Aïdēs, de origen incierto, aunque se suele asociar con ἀ (privativa) + ἰδεῖν (‘ver’), es decir, ‘el que no ve’ o ‘el invisible’), pero poco a poco y con el uso fue pasando a ser utilizada también para designar al lugar en el que Hades habitaba. También se le llamaba Plutón (Πλούτων Ploutōn, del verbo πλουτέω, ‘enriquecerse’, ya que poseía todos los minerales y joyas preciosas del subsuelo), y en la mitología romana se le llamó Orcus o Dis Pater. En la mitología etrusca se le identifica con Aita.



El Hades se dividía en varias zonas, aunque los expertos no se ponen de acuerdo en su número y su función. Sólo se conocen con seguridad los Campos Elíseos, donde se pasaba una vida llena de placeres eternos, y el Tártaro, donde se inflingían los peores castigos a aquellos que lo merecían.

Para llegar al Hades, había que atravesar el río Aqueronte. Cuando el muerto llegaba a la orilla, era recibido por el barquero Caronte, quien le llevaría hasta la entrada del Hades siempre que le pagase con una moneda que los familiares y amigos del difunto tenían que colocarle bajo la lengua. Aquellos que morían y no recibían este ceremonial, estaban condenados a permanecer en la otra orilla para siempre.

Tras atravesar el río, eran recibidos por Cerbero, el perro de tres cabezas que guardaba la entrada, y pasaban al lugar en la que los muertos serían juzgados por Minos, Radamantis y Éaco. Éstos se encontraban en la encrucijada de tres caminos, en un trivium dedicado a Hécate, y decidían si las almas irían al Tártaro si eran indignas o a los Campos Elíseos, con los heroicos y los benditos. Los que no se podían catalogar en ninguno de los dos grupos iban a la llanura de Asfódelos.

El dios Hades era hijo de Crono y Rea, y por lo tanto, hermano de Hestia, Démeter, Hera, Poseidón y Zeus, formando parte así de los dioses olímpicos. Hades tomó parte en la Titanomaquia que se produjo entre estos dioses y los Titanes y recibió un regalo de los Cíclopes, un casco que le proporcionaba la invisibilidad (de ahí el sobrenombre de "el invisible"). Con este objeto, pudo infiltrarse en el campamento de los Titanes y destruir sus armas. Tras la victoria de los jóvenes dioses, Hades se quedó con el mundo subterráneo, entendiendo por ello no sólo el reino de los muertos sino también todo lo que quede bajo la tierra.

La esposa de Hades era Perséfone, la hija de su hermana Démeter, a la cual secuestro y se llevó consigo a su reino. Debido a la tristeza de Démeter, la tierra se volvió yerma e infértil, por lo que los dos hermanos llegaron a un acuerdo repartiéndose la custodia de Perséfone y dando así explicación a la sucesión de las cuatro estaciones sobre la tierra. Mediante este mito, además, se vinculaba el reino de los muertos con los misterios eleusinos.

Hades era un dios al que se solía temer, a pesar de que ni era malvado ni era realmente una personificación de la muerte misma, que encontramos en la figura de Tánatos. Sí que se mostraba cruel y despiadado, pero siempre era justo en sus designios y le ponía de mal humor que sus súbditos abandonasen su reino o que los vivos quisieran entrar en él. La sola mención de su nombre hacía que mucha gente se espantase, por eso se solían utilizar eufemismos como los indicados al principio del artículo.

El culto a Hades se basaba en el sacrificio de animales negros y en ocasiones, se cree que también requirió sacrificios humanos. Se dejaba que la sangre se escurriera por un pozo para que le llegara y se daban golpes en el suelo para asegurarse de que había escuchado las palabras de aquellos que acudían a él; todo este ritual se hacía apartando la cara para que Hades no la viera. En el canto XI de la Odisea encontramos un ritual que Ulises prepara para poder comunicarse con las almas de los muertos:


"Allí Perimedes y Euríloco sostu­vieron las víctimas y yo saqué la aguda espada de junto a mi muslo e hice una fosa como de un codo por uno y otro lado. Y alrededor de ella derramaba las libaciones para todos los di­funtos, primero con leche y miel, después con delicioso vino y, en tercer lugar, con agua. Y esparcí por encima blanca harina.


Y hacía abundantes súplicas a las inertes cabezas de los muertos, jurando que, al volver a Itaca, sacrificaría en mi pala­cio una vaca que no hubiera parido, la que fuera la mejor, y que llenaría una pira de obsequios y que, aparte de esto, sacrifi­caría a sólo Tiresias una oveja negra por completo, la que so­bresaliera entre nuestros rebaños.

Luego que hube suplicado al linaje de los difuntos con pro­mesas y súplicas, yugulé los ganados que había llevado junto a la fosa y fluía su negra sangre. [...]

A continuación di órdenes a mis compañeros, apremiándo­los a que desollaran y asaran las víctimas que yacían en el suelo atravesadas por el cruel bronce, y que hicieran súplicas a los dioses, al tremendo Hades y a la terrible Perséfone. Entonces saqué la aguda espada de junto a mi muslo, me senté y no deja­ba que las inertes cabezas de los muertos se acercaran a la san­gre antes de que hubiera preguntado a Tiresias"

Hades no es una divinidad que podamos encontrar en muchos mitos, principalmente debido a que no solía abandonar su reino ni relacionarse con otros dioses o humanos, es por ello que es uno de los olímpicos menos conocidos y quizá de los que resultan más inadvertidos, a pesar de que su función era igual de importante que las del resto de dioses, ya que de él dependía el equilibrio entre vivos y muertos.


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domingo, 25 de octubre de 2009

Los zigurat

El zigurat (zĭg`ə-răt) representa el modelo estándar del templo en Mesopotamia en el tercer milenio antes de Cristo, durante la tercera dinastía de Ur. Consiste en una pirámide escalonada coronada por un templo, aunque hay variedades en cuanto a técnicas, formas y tamaños. La base podía ser rectangular, ovalada o cuadrada. Respecto a los materiales de construcción, la parte interior estaba constituida por ladrillos de adobe secados al sol, lo que ha favorecido su desaparición, y la parte que quedaba a la vista se cubrían con ladrillos cocidos a los que, en ocasiones, se les incluían pequeños cristales de colores, lo que provocaba un efecto lumínico espectacular cuando los rayos del sol incidían en ellos. Estos templos eran comunes en Babilonia, Asiria y Sumeria.


Su labor como templo no hay que entenderla como un lugar en el que se realizaban actos públicos o ceremonias sino como la residencia de la divinidad; de esta manera, el dios vivía junto a sus fieles en la ciudad. La idea de que el dios viviera en lo alto del zigurat viene de la creencia sumeria de que los dioses vivían en montañas, por lo que se les construían hogares lo más parecidos posibles; así, también podrían divisar sus hogfares a lo lejos para establecerse en ellos. Recordemos que estas sociedades próximo-orientales eran politeístas; cada ciudad tenía su dios patrón, que era el que vivía en el zigurat. Sólo los sacerdotes tenían acceso al interior del templo para cubrir las necesidades de la divinidad, lo que hacía de esta clase social un elemento muy importante y respetado en estas poblaciones, ya no sólo en asuntos religiosos sino también en políticos y económicos.

Otra interpretación que se ha dado para los zigurats es que eran la representación de la colina primigenia desde la que surgió el mundo y que a su vez, une el cielo con la tierra y la tierra con el mundo subterráneo. También se ha mencionado que podrían usarse como observatorio astronómico.

Actualmente se conservan 32 zigurats en todo Oriente Próximo, cuatro en Irán y el resto en Irak. El más famoso es el llamado Etemenanki, dedicado al dios Marduk y construido en Babilonia alrededor del siglo XVI a.C. de la dinastía Caldea. No se conserva demasiado pero mediante la arqueología y un texto conservado en el Museo del Louvre en una tablilla cuneiforme se ha sabido que tenía siete niveles en siete colores distintos, coronando el indigo como mezcla del pardo de la tierra y el azul del cielo. Tenía dos escaleras laterales que llegaban hasta la mitad y después, otra principal que era la que llegaba hasta el templo. Fue construído seguramente por Hammurabi aunque la última fase de construcción corresponde al rey Nabucodonosor. Se ha sugerido que la bíblica Torre de Babel podría estar basada en este zigurat, ya que la época de su construcción coincide con el momento de esplendor de Babilonia y en el que se tenía cautivo al pueblo judío y pudo dar lugar al mito.


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viernes, 2 de octubre de 2009

La educación de los niños celtas

Me dispongo a abordar un tema del que hay poquísimas evidencias, ya que mediante la arqueología y la literatura apenas se han podido extraer fuentes que den información sobre la vida cotidiana de los niños celtas. Uno de los escasos lugares de los que se ha podido extraer algo es Emhain Macha (Navan Fort, Amagh, Irlanda del Norte), un lugar asociado con la aristocracia. Respecto a las familias humildes, en este sentido son invisibles arqueológicamente hablando.

Entre los celtas no existía una institución educativa ni nada parecido a las escuelas de hoy el día. Por lo general, crecían viendo las actividades cotidianas de los mayores que les rodeaban, aprendiendo de las explicaciones que les daban sobre el día a día, hasta que poco a poco y según se iban haciendo mayores, comenzaban a colaborar, iniciando así su aprendizaje práctico. Además de esto, la transmisión oral de cuentos y leyendas constituían una base cultural y de principios y éticas que iban asimilando paulatinamente.

Como sabemos, no existía la tradición escrita pero sí un gran respeto por el aprendizaje, la naturaleza y los ritos a los dioses, supervisados por los druidas, así que hemos de entender que los niños aprendían todo de memoria, por lo que se les requería seguramente una gran disciplina mental.

Los niños eran criados por padres adoptivos, quienes a menudo eran el o los hermanos de los padres biológicos, aunque lo normal era que todos los miembros del clan se encargasen de todos los niños. Los tutores del niño se encargaban de instruirle en los talentos que fuera a necesitar en función de su rango social y además de esto, forjaban grandes lazos afectivos con el niño que perdurarían en el tiempo. De esta manera, aparte de con su familia biológica, el niño tenía también una profunda amistad y cariño con la familia en la que se había criado. Cuando llegaban a la pubertad, eran devueltos a sus padres biológicos y se realizaba un ritual de paso, de manera que eran reconocidos como adultos por el clan. Aquellos niños destinados a ser guerreros eran enviados a una especie de escuelas de batalla para su entrenamiento.

... igualito que los niños de ahora, ¿no?...

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miércoles, 23 de septiembre de 2009

Hipatia de Alejandría

Dejándome llevar por la moda impulsada por Amenábar y a tenor de unas cuantas novelas que han aparecido en el mercado sobre esta gran figura femenina de la Antigüedad Tardía, voy a escribir una breve biografía sobre Hipatia de Alejandría, antes de ver la película y antes de leer ningún libro, para no dejarme llevar por la fantasía y el romanticismo. De esta manera, podré comparar posteriormente lo adecuado o no de las adaptaciones que se están haciendo, aunque obviamente, me temo lo peor...

Hipatia nació en Egipto a mediados del siglo IV d.C. Fue una destacada figura de la escuela neoplatónica de Alejandría, resaltando en Matemáticas y Astronomía. Además, fue maestra de destacados aristócratas tanto cristianos como paganos. Hipatia es la primera mujer matemática de la que se tiene constancia con total seguridad. Escribió varios tratados sobre álgebra, geometría y astronomía, mejoró los astrolabios que se usaban en su época e inventó un hidrómetro.

Hipatia murió linchada por una turba de cristianos enfurecidos enmedio de un escenario de hostilidad hacia todo lo que representara al paganismo y de luchas entre distintas facciones de la Iglesia, el patriarcado alejandrino y el poder imperial. Las circunstancias de su muerte son precisamente lo que la han llevado a la fama, pues se atrevió a ser fiel al paganismo en el momento en que el cristianismo del Imperio estaba en su mayor esplendor gracias a Teodosio. A pesar de todo, no hay que romantizar en exceso su lucha por el pensamiento clásico y el paganismo ni pensar que estos actos eran algo común en la época, pues parece ser que esto fue algo excepcional y que la escuela neoplatónica a la que Hipatia perteneció continuó activa al menos durante dos siglos más. Los movimientos feministas, así mismo, la han tomado como ejemplo de mujer liberada, aunque por lo que parece, estuvo casada y permaneció virgen. Asimismo, aunque se la ha relacionado con la destrucción de la Biblioteca de Alejandría, no hay más que comprobar las cronologías para ver que no pudo ser posible.

Hipatia creció en un ambiente culto, ya que su padre, Teón de Alejandría, era profesor en el Serapeo y fue quien le inculcó no sólo la pasión por las matemáticas y la astronomía, sino el ansia de saber y la curiosidad por lo desconocido. Hipatia también cultivó otras disciplinas como la historia de las religiones de la época, oratoria y filosofía. Hizo varios viajes a Atenas y Roma para aprender y para enseñar.

Sobre el año 400 ya era líder de la escuela neoplatónica y daba clases en su propia casa. Multitud de alumnos acudían a dar clases con ella debido a la gran fama que fue extendiéndose por el boca a boca. De hecho, conocemos muchos datos sobre Hipatia gracias a su alumno preferido, Sinesio de Cirene, quien llegaría a ser obispo de Ptolemaida y con el que mantuvo mucha correspondencia.

Hipatia era pagana en una época y en un lugar en el que el cristianismo se hallaba en pleno apogeo. Egipto era sede de una de las comunidades cristianas más importantes del mundo, por lo que muchos paganos fueron presionados para convertirse. Algunos lo hicieron pero Hipatia se negó, a pesar de lo cual siempre gozó del respeto de la mayor parte de la aristocracia cristiana de Alejandría. Hay que decir que altos cargos políticos y administrativos de Alejandría seguían los consejos que Hipatia les daba, con lo que ella tenía mucha influencia sobre ellos, rivalizando en este punto con el patriarca copto Teófilo. Este patriarca fue quien obtuvo permiso del emperador para demoler los templos paganos de Alejandría. Al morir Teófilo, le sucedió Cirilo, quien siguió con la misma política en contra de paganos, judíos y herejes, entrando en conflictos con Orestes, el prefecto imperial.

Se empezó a rumorear que Hipatia era la culpable de esta rivalidad entre el patriarca y el prefecto imperial, hasta que un día en el que ella volvía en carro a su casa, fue golpeada y arrastrada por toda la ciudad hasta el Cesáreo, edificio construido por Augusto tras su victoria sobre Marco Antonio y Cleopatra que había sido convertido en catedral. Allí la desnudaron y la descuartizaron con tejas hasta que finalmente sus restos fueron exhibidos por toda la ciudad hasta incinerarlos en el crematorio.

Han surgido varias interpretaciones acerca de las auténticas causas de su muerte, desde que fue acusada por el vínculo existente entre la astrología, la adivinación y la magia, hasta que se trató de los excesos cometidos por el efecto del ayuno de una población que se encontraba en época de Cuaresma. Si favoreció o no a Cirilo o a Orestes es difícil de discernir según las fuentes, ya que por una parte Cirilo criticó y condenó duramente este hecho y Orestes murió también por un tumulto un par de años después. Además, el hecho de que muriera de esa manera tan contraria a los ideales cristianos del momento hacen que no fuera un hecho precisamente beneficioso para la Iglesia, por lo que no es viable pensar en una conspiración de Cirilo, aunque no le faltasen motivos.

Una vez repasada la vida de Hipatia, podemos desechar las ideas de que fue asesinada por ser una mujer en un mundo de hombres o una pagana en un mundo de cristianos. Todo se debió a causas políticas, a luchas de poder y a intrigas en las que se vio metida sin quererlo. Son motivos mucho menos románticos pero no por eso se puede quitar importancia a un hecho de semejante barbarie. Veremos cómo se enfoca el tema en el cine y en la literatura más reciente.

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martes, 15 de septiembre de 2009

Asociación cultural Atalaya

Atalaya es una asociación cultural dedicada al reconstruccionismo de las costumbres y religiosidad de los pueblos y grupos precristianos que habitaron la provincia de La Rioja y zonas limítrofes, los cuales compartieron una historia y herencia cultural semejante e íntimamente interrelacionada y dieron sentido a una porción de la identidad de las gentes que actualmente pisan el territorio que una vez ocuparon dichas etnias.


Nos focalizamos principalmente en el estudio y revitalización del modus vivendi de las tribus prerromanas beronas, pelendonas y arévacas debido al escaso conocimiento sobre ellos y al desinterés tanto académico como socio-político por la recuperación de la memoria grabada en sus restos materiales. En un segundo nivel de interés, por motivos de influencia y de alcanzar una comprensión holística de la realidad antigua, nos interesa toda aquella información e iniciativa en torno a los autrigones, várdulos y vascones. En un tercer nivel de importancia situamos los sincretismos romano-celtibéricos ya que, sin las fuentes de autores grecolatinos, nos sería prácticamente imposible la tarea de reconstrucción, a pesar de la mirada desvirtuada que ofrece el pueblo conquistador. Por último, simpatizamos con diversas manifestaciones de folclore popular que dejan entrever un sustrato pagano que siglos atrás fue más potente, especialmente en algunas zonas de la Rioja Alta que fueron repobladas por vecinos de Euskal Herria, en las cuales es fácil encontrar huellas del culto a Mari y a otras criaturas míticas como, por ejemplo, las lamias.

atalaya

El proyecto nació del ánimo e ilusión de 12 personas enamoradas de su tierra que se lamentaban y buscaban soluciones a la desvalorización de sus raíces y de las viejas usanzas latentes en el alma de cada rincón de esta región, al maltrato hacia los yacimientos y restos excavados y al olvido de una parte relevante de la historia de un pueblo que una vez fue más que tierra y vino. En solitario o como miembros activos de otras asociaciones afines, estos individuos habían iniciado su labor de desempolvar el pasado, pero no habían conseguido un espacio lo suficientemente abierto, holístico y diverso que acogiera sus intereses y necesidades. Inspirados en proyectos o iniciativas como la revista “Piedra de Rayo” y publicaciones afines, los cursillos de temática riojana de la Universidad Popular, los recorridos históricos multitudinarios por la ciudad de Logroño, la web errioxa.com, así como por la labor de asociaciones como “Laminiturri”, “Amigos de La Rioja” , Sherpa o Sorginkoba, entre otras, decidieron organizar reuniones mensuales de intercambio y debate que devinieron en la consolidación de un grupo con unos objetivos comunes.

No obstante, las formas de desarrollar dichos objetivos, son diversas. La mayoría de los miembros están centrados en el estudio académico, de campo y en la promoción de actividades de reconstruccionismo histórico; otros disfrutan más de las excursiones y encuentros fraternales; otros se sienten comprometidos con el aspecto más emotivo y espiritual de la cultura.

Hasta la fecha, las actividades de la asociación han sido básicamente locales e internas, pero consideramos que es el momento de darnos a conocer para que cualquier persona con los mismos intereses pueda acudir a compartirlos con nosotros y enriquecer la dinámica del grupo con sus propuestas. Así que si te atrae esta idea, ¡te esperamos!


http://atalayareconstruccionista.wordpress.com/

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viernes, 4 de septiembre de 2009

La Dark Age de Irlanda

Antes de tratar de analizar qué pudo pasar en la isla de Irlanda entre los siglos V y VI, voy a describir brevemente lo que se entiende en Historia por Dark Age. Más allá de su significado literal en inglés, que puede llegar a pensar en épocas oscuras debido a grandes catástrofes, se entiende por Dark Age aquellas épocas de la Historia que efectivamente son oscuras pero no por grandes guerras o hechos siniestros, sino por la escasa información que hay de ellas. Muchos países y civilizaciones han tenido su propia Dark Age, especialmente durante la Edad de los Metales, y se dice que toda Europa estuvo en una Dark Age tras la caída del Imperio Romano. Podemos resumir diciendo que la Dark Age hace referencia al colapso de una cultura que conduce a una desintegración, normalmente seguida por cambios importantes, definición que prefiero especialmente al hablar de Irlanda, puesto que nunca fue dominada por los romanos y es absurdo hablar de una caída del Imperio Romano allí.

La falta de fuentes escritas puede estar provocada por el interés de arqueólogos e historiadores en la invasión sajona de Bran Bretaña, que hizo que la situación en Irlanda quedase al margen, aparte del surgimiento de multitud de monasterios, a los que hay que agradecer que se dedicasen a transcribir en gaélico muchas de las leyendas que hoy conocemos de Irlanda. A pesar de todo, la gran presencia del Cristianismo en Irlanda también provocó que apenas haya información alguna sobre los sectores de la población que aún conservaban sus creencias paganas. El movimiento monacal fue además un fenómeno que distinguió a Irlanda del resto de Europa. Mientras el continente trataba de resurgir de las cenizas del Imperio Romano enmedio de un gran caos organizativo, en Irlanda los monasterios se convirtieron en los centros de la vida rural, siendo no sólo centros religiosos, sino también sitios de reunión y de enseñanza.

Los siglos V y VII representaron un duro golpe para la cultura y las tradiciones de Irlanda debido primero a San Patricio y después a todos los misioneros que le sucedieron y que se dedicaron a extender el Cristianismo por toda la isla. En esta época, paradójicamente, comienzan a hacerse más claras también las líneas dinásticas de los pequeños reinos y reyezuelos que aún existían por toda la isla, especialmente en el Norte, y se dedicaban a enfrentarse los unos a los otros. Un hecho importante para la dominación de la Iglesia Cristiana fue una catástrofe natural que sucedió alrededor del año 530 y que se ha descubierto y datado por estudios dendrocronológicos realizados en los restos de madera de roble que se conserva de aquella época. Parece ser que este desastre produjo malas cosechas y hambre generalizada, lo que los monjes cristianos aprovecharon para atraer a la gente. Esta plaga acabaría en pocos años con la tercera parte de la población mundial, ya que se extendió también por el continente europeo.

En el siglo VI se observa también un aumento increíble de la influencia cristiana en todos los elementos tradicionales de la cultura irlandesa, como por ejemplo las cruces de piedra, las ilustraciones de los manuscritos o incluso en el trabajo del metal. Incluso piedras y lugares sagrados pasaron a formar parte de la tradición cristiana. El festival de Lugh de finales de julio fue cambiado para honrar a San Patricio. El festival pagano de comienzo de la primavera fue reemplazado por la fiesta de Santa Brígida. Incluso algunos héroes fueron asimilados al panteón cristiano. Por ejemplo, el rey Conor Mac Nessa fue hecho contemporáneo de Cristo y murió por defenderle y Oisin fue traído de Tir Na N´og para ser bautizado por San Patricio.

Otro hecho destacable son las incursiones que hacían los sajones en las orillas occidentales de la isla que traerían un siglo más tarde las batallas entre celtas y sajones. Los sajones eran una confederación de varias tribus germánicas que tras arrasar con media Europa, saltaron a las Islas Británicas en el siglo V para conquistarlas totalmente y desde allí, grupos dispersos atacaban Irlanda, realizando saqueos indiscriminados entre la población. La tradición inglesa, sin embargo, afirma que los sajones llegaron a Britania para proteger a su población de los pictos y los irlandeses, lo que no deja de ser paradójico. En cualquier caso, los sajones eran un pueblo extremadamente cruel y sanguinario, y para ello no hay más que leer el relato de Gildas, un sacerdote cristiano que vivió en Britania en el siglo VI. Sus escritos, en los que critica la actitud de los britanos y cuenta la ruina de Britania, son bien aceptados por los historiadores .

En resumen y dada la poca información de la que se dispone, a pesar de que la mayor parte de la información sobre este período se basa en alabar la gran función del monacato en Irlanda, mi impresión personal es que se trató de una época de máximo rechazo a las tradiciones celtas y paganas de la isla a causa de una nueva fe que no consintió en respetar las creencias allí existentes. Si sumamos este ataque cultural a las hambrunas y las incursiones sajones en el este, podemos deducir que fue una época difícil para todos aquellos que quisieran sobrevivir sin ceder ante el Cristianismo y sin rendirse a los sajones.

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viernes, 28 de agosto de 2009

Las Panateneas

Una vez al año se celebraban en Atenas las Panateneas, fiestas dedicadas a la protectora de la ciudad que congregaban a todos los habitantes de la ciudad e incluso a otros que llegaban desde fuera para rendir culto a la diosa de los ojos garzos. Tenían lugar en la segunda mitad del mes de julio, por lo que ahora mismo pero hace más de 2000 años, Atenas estaría bullente de gente, de fiestas y en plenos preparativos de la gran procesión. Además, esta celebración unía todos los puntos importantes de Atenas que tenían que ver con la diosa, de manera que prácticamente todos los rincones de la ciudad estaban invadidos por los variados concursos y actos rituales que se hacían en honor a Atenea mediante la llamad “vía panatenaica”, que unía la Academia, el Cerámico, el Ágora y la Acrópolis. Aparte de estas Panateneas, cada cuatro años se celebraban las Grandes Panateneas, que eran similares a los Juegos Olímpicos sólo que dedicados a Atenea.

Todo comenzaría en la Academia, un santuario extramuros dedicado al héroe Academo que posteriormente sería utilizado por Platón para impartir sus enseñanzas. Aquí comenzaban las celebraciones con la lampadodromía y, además, era un lugar próximo a los olivos sagrados de Atenea, que según la tradición son los que retoñaron de aquél que hizo crecer la diosa en su disputa con Poseidón, siendo un vínculo mítico y simbólico. En un altar aquí situado era donde se encendía la antorcha con la que posteriormente se encendía el fuego del altar de la Acrópolis, donde se realizaría el sacrificio.

El siguiente punto es el Cerámico, lugar de enterramiento en el que se encontraban las tumbas de todos los muertos en guerras y además, desde el que partía la gran procesión que constituía el acto principal de las Panateneas.

El camino continuaba hasta el Ágora, donde se atravesaba la plaza principal y se celebraban la mayor parte de los concursos dedicados a Atenea durante esos días: atléticos, musicales, de recitación, etc… De esta manera, se cohesionaba el sentimiento religioso de la ciudad ya que las Panateneas fueron las únicas fiestas que se celebraron de manera continuada hasta el año 395, en el que se puso fin a los cultos paganos.

Tras atravesar el Ágora, la procesión llegaba la Acrópolis, principal santuario de la ciudad y lugar en el que se llevaban a cabo todos los actos rituales de la fiesta (ofrenda del peplo, sacrificios…). A pesar de que su presencia es menor en cuanto al protagonismo de otras partes de la ciudad, hemos de darnos cuenta de que lo más importante de las Panateneas no eran los llamativos y multitudinarios concursos, sino precisamente los actos religiosos expresados hacia la protectora de la ciudad, que se llevaban a cabo en la Acrópolis.

La procesión recorría todo el santuario hasta llegar al altar de Atenea Polias. A pesar de lo que se cree, el edificio del Partenón no se utilizaba en estas fiestas, ya que se trataba simplemente del lugar en el que se guardaba la famosa estatua crisoelefantina de la diosa. No se han hallado restos que pudieran indicar que allí se llevaba a cabo algún tipo de culto. Aparte del altar de Atenea Polias, también se iba al de Atenea Niké y al de Hygieia. En el templo que albergaba éste último se llevaban a cabo sacrificios “misteriosos” de los que no ha quedado información. De esta manera, se honraba a Atenea como protectora de la ciudad (Polias), como dadora de la victoria (Niké) y se la relacionaba con la fertilidad a través de Hygieia, que parece ser una divinidad de origen ctónico (del griego antiguo χθόνιος khthónios, ‘perteneciente a la tierra’, ‘de tierra) designa o hace referencia a los dioses o espíritus del inframundo).

En el templo de Atenea Polias era donde se realizaba la ofrenda del peplo, el acto más importante de toda la jornada. El peplo era tejido por mujeres del Ática durante todo el año, quizá en alguna de las construcciones de la Acrópolis, aunque no se han encontrado restos que puedan confirmarlo. Las canéforas (muchachas de familia nible) llevaban el peplo y era una gran honor poder participar en la procesión. Además de las portadoras del peplo, también iban sacerdotes, ancianos con ramas de olivo, jóvenes hoplitas, los vencedores de los juegos y representantes de las colonias atenienses. Tras la ofrenda, se llevaban a cabo los sacrificios de los animales, cien vacas y algunas ovejas, cuya carne se consumiría en el gran banquete que daba término al festival.

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Las Mamuralia

El 14 de marzo se celebraba en Roma una festividad conocida como las Mamuralia, nombre que proviene de Mamurius Veturius, una reminiscencia de los orígenes del dios Marte. En este día, un esclavo era vestido con pieles y se le echaba de la ciudad azotándole con cayados largos y blancos. Los romanos veían en este esclavo al Viejo Marte, al Dios Invierno, al que se expulsaba para que el invierno finalizase y pudiese llegar la primavera. Si a alguien le extraña que se asocie al dios Marte con un cambio estacional, he de recordar que en sus orígenes, Marte era un dios de la vegetación germinante, no en vano se le atribuye el mes de Martius (Marzo), cuando la vegetación comienza a salir tras el invierno.

Pero algunos autores ofrecen otras intepretaciones a esta festividad. Según Lydius, esta fiesta proviene de un mito en el que Júpiter expulsa al herrero de la ciudad por haber hecho mal un escudo de la misma. La explicación que da a esta interpretación es que Mamurius proviene del vocablo de origen etrusco mar, que quiere decir "golpear, pegar, aplastar", lo que conduce a las actividades que realiza un herrero. Hay que entender entonces la importante posición económica que jugaban los herreros en las sociedades primitivas, casi se le daba un significado religioso puesto que obtenía su materia prima de las entrañas de la tierra y con ellas fabricaba objetos para la vida cotidiana. Este hecho le dio en muchas ocasiones un carácter iniciador, es decir, transmitía a los jóvenes sus conocimientos. Cuando éstos ya estaban iniciados en su arte, le expulsaban, simbolizando así el paso de la juventud a la vida adulta. Según Jean-Noel Robert en su obra Eros Romano, era habitual en sociedades primitivas que la iniciación de los jóvenes en determinados oficios culminase con la expulsión del maestro.

También se ha hablado de que las Mamuralia podrían haber sido la segunda etapa en un ciclo iniciador de los jóvenes. Este ciclo comenzaría el 15 de febrero con las Lupercalia, festividad de desenfreno que supondría una iniciación de tipo sexual y terminaría con las Mamuralia el 14 de marzo, donde se llevaría a cabo una iniciación de tipo guerrero. Tres días después, los jóvenes serían inscritos en las listas de ciudadanos, culminando así su transición a la vida adulta.

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Los misterios de Eleusis

Los grandes misterios eleusinos eran una serie de ritos articulados en torno a la leyenda de Deméter y su hija Perséfone, según la cual ésta fue secuestrada por Hades, el dios de ultratumba, que se había enamorado de ella al verla recogiendo flores. Deméter estuvo meses buscándola y por lo tanto, descuidó su trabajo como diosa de la agricultura, sumiéndose la Tierra en el invierno, arruinándose las cosechas y escondiéndose el sol. Por fin pudo llevársela, pero Perséfone había comido tres semillas de granada y por lo tanto, quedó vinculada para siempre al inframundo. Llegó a un acuerdo con Hades según el cual Perséfone repartiría su estancia entre el mundo de la superficie y el inframundo, dando origen a las estaciones del año. Una versión más amplia de esta historia se encuentra en el Himno Homérico a Deméter.

Los Misterios duraban una semana y se celebraban todos los años a comienzos de otoño. Las celebraciones se repartían entre las ciudades de Atenas y Eleusis. Los iniciados acudían de todas partes de Grecia y más tarde, incluso del mundo romano. Salían mensajeros de Eleusis para proclamar una tregua sagrada durante 55 días.

El desarrollo de la parte pública

Las actividades comenzaban un día antes del día oficial, cuando se transportaban ciertos artículos sagrados cuya naturaleza se desconoce desde Eleusis hasta Atenas, tras los sacrificios preliminares. La procesión descansaba bajo la Higuera Sagrada, donde según la leyenda, Deméter se paró a descansar y fue cuidada por Filatos. Como recompensa, ella le dio el árbol. La procesión entonces continuaba su camino a Atenas para terminar en el Eleusion, templo de Deméter que se encontraba en la acrópolis de la ciudad.

El primer día oficial de los misterios, el arconte basileo, un magistrado ateniense, encargado de la parte no religiosa de las celebraciones, llevaba a la gente hasta el ágora de Atenas y en presencia del sacerdote leía una proclama convocando a los futuros iniciados. Sólo el sacerdote podía decidir quién podía ser iniciado y quién no. Los que tenían prohibida la asistencia eran aquellos que habían cometido homicidios, los bárbaros y todo aquel que no hablaba ni entendía el griego. Los admitidos podían entrar en el Eleusion tras lavarse las manos en el agua sagrada de la entrada al templo.

El segundo día, los participantes caminaban hasta el mar cerca de Atenas y se lavaban a si mismos y a un pequeño cerdo, el cual era sacrificado cuando regresaban a la ciudad. Las actividades del tercer día, el Día de los Sacrificios, no están claras pero parece que ese día el arconte hacia algunos sacrificios y se enviaban muchas delegaciones a otras ciudades para que hicieran sacrificios en nombre de Atenas.

El cuarto día era llamado Asclepia en conmemoración a la purificación del dios Asclepio. La tradición cuenta que Asclepio llego a Atenas un día tarde para su purificación así que los ritos se retrasaron un día para que Asclepio pudiera ser iniciado en los misterios. Ese día, también son purificados aquellos iniciados que han llegado tarde. Los que ya habían sido purificados se quedan en casa y probablemente reciben más instrucciones.

El quinto día se llevaba a cabo la procesión. Oficiales, iniciados y patrocinadores caminaban hacia Eleusis desde Atenas a pie, cubriendo una distancia de 14 millas, aunque los adinerados hacían el recorrido en carruajes. Los sacerdotes también hacían el camino sobre ruedas. Encabezando la procesión se encontraba una estatua de Iaco, la personificación de la excitación y el ruido de la procesión (quizá un epíteto de Dionisos o una divinidad descendiente de Perséfone o Deméter).

Una vez que los iniciados habían cruzado el puente sobre el rio Rheitoi, también conocido como el lugar “krokosis” a causa del legendario Krokos, el primer habitante de la región. Aquí, sus descendientes ataban a cada iniciado una tira de lana color azafrán llamada “kroke” en la mano derecha y en la pierna izquierda. No esta claro el propósito de este acto, simplemente que era una oportunidad que tenían los iniciados para descansar del largo camino.

Una vez que la procesión llegaba al rio Kefisos, unos hombres con la cabeza cubierta conocidos como gephyrismoi, esperaban con insultos y burlas a los iniciados, incluso aunque algunos de ellos fuesen importantes ciudadanos de Atenas. La intención de esto quizá era dotar de humildad a los iniciados o protegerlos contra malos espíritus. En cualquier caso, este aspecto del ritual rememora los chistes de Yambe (según Pierre Grimal, hija de Pan y Eco que hizo reír a Deméter cuando ella estaba afligida por la perdida de su hija). Finalmente, tras la llegada de la procesión, los iniciados participan en bailes y fiestas hasta que la gente se dispersaba y se iba a dormir.

El ritual secreto

En este punto, los detalles de los Misterios son menos claros debido a su naturaleza secreta. El sexto día, llamado Teletes, era probablemente un día de ayuno y purificación. El ayuno quizá se rompía con el consumo de ciceon, una poción de cebada y poleo que conmemora el momento en el que Deméter rehusó beber vino rojo. El arconte Basileo realizaba un último sacrificio antes de que comenzara el ritual. Sabemos muy poco de esta parte de los Misterios. Las fuentes antiguas hablan e insinúan que en la historia de Deméter y Perséfone se dice mucho, quizá invocaciones, y que se habla de los objetos sagrados, aunque no podemos estar seguros de esto. El séptimo día era un día de descanso antes del ritual nocturno en el Telesterion, donde les eran mostrados a los iniciados los tesoros secretos de Deméter. No podían hablar de lo que veían allí dentro bajo pena de muerte. Hay algunas teorías que defienden que en estos momentos se usaban sustancias parecidas al LSD para provocar visiones en los iniciados. Estas sustancias quizá provenían del cornezuelo, un hongo que aparecía a veces en la cebada. El octavo día se hacían libaciones a los difuntos.

El regreso a Atenas

El noveno día se regresaba a Atenas y se cerraba el festival. Al día siguiente, el arconte Basileo y sus asistentes informaban a la asamblea ateniense en el Eleusinion sobre los procedimientos legales que se podían efectuar contra aquellos que no hubiesen actuado de forma piadosa. En este punto, los iniciados ya no tenían obligación de culto y podían seguir con sus vidas.

Los Misterios probablemente terminaron en el año 396 d.C. con la destrucción del santuario de Eleusis y el Eleusinion en Atenas por parte de Alarico y los visigodos.

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Los Juegos Olímpicos

Los Juegos Olímpicos: origen y significado

Los primeros juegos olímpicos que se conocen son los de 884 a.C., pero los resultados más antiguos de los que disponemos nos remontan al año 776 a.C. en Olimpia., donde se hallaba el emplazamiento más importante de Grecia en el que se adoraba a Zeus. Se dice que el fundador de los juegos fue Pélope, hijo del rey de Frigia, quien compitió en una carrera de cuadrigas por el amor de Hipodamia, pero otros atribuyen el mérito a Hércules y sus doce pruebas o a un tributo que éste quiso hacer a su padre Zeus. También existe la versión según la cual el propio Zeus instituyó los juegos para conmemorar su victoria contra los Titanes. También se cree que fueron originarios de Creta y traídos al continente por medio de sus sacerdotes. Por último, Turquía reclama ser el lugar originario de la competición, pues se han encontrado en sus tierras las estatuillas deportivas más antiguas que se conocen.

Hay constancia de que antes de que se celebrasen los juegos olímpicos, ya había unas competiciones deportivas en honor a los dioses llamados Juegos Mïticos. Oficialmente, su origen está en una tregua firmada por Ifitos, rey de Elida, y Licurgo, rey de espadas, mediante la cual en vez de luchar en el campo de batalla, lo hacían en los estadios.

El valor de los juegos era una manifestación religiosa de acatamiento a los dioses; se desarrollaba el cuerpo y el alma; favoreció la amistad entre diferentes ciudades y contribuyó a la unidad de los helenos. Tenían un gran significado religioso, pues se celebraban a los pies del Monte Olimpo, residencia de los dioses, y todo el esfuerzo se dedicaba a ellos, ofreciendo lo mejor del hombre: capacidad artística y destreza en los deportes.

Se celebraban cada cuatro años y duraban seis días y eran una ocasión muy especial en las ciudades, incluso se detenían todos los actos oficiales. Había emigraciones de todos los pueblos griegos hacia Olimpia, que hizo que la ciudad evolucionara y se convirtiera en un centro de unión de los griegos. Representantes de todas las ciudades participaban en las ofrendas y sacrificios anteriores a los juegos, lo que provocaba una sensación de hermandad entre todas ellas. Se competía además a nivel individual, no en nombre de ninguna ciudad.

No se vendían entradas y se levantaban carpas y casetas para refugio de gente que acudiera como espectador. Aún así, muchos se quedaban fuera y tenían que dormir a la intemperie.

Las categorías

No se sabe con certeza en qué orden se realizaban las distintas pruebas.

- Las Carreras: la principal carrera era la de velocidad, que constaba en un recorrido de 192 metros (un estadio). Más tarde se añadieron el díaulo (velocidad pero de ida y vuelta), el dólico (resistencia) y la hoplitodromía (carrera con armamento).

- Salto de Longitud: no se medía la distancia saltada, sino que se tomaban en cuenta las huellas de los participantes. Posteriormente este salto se realizó con piedras o plomo.

- Lanzamiento de disco: consistía en el lanzamiento de un disco de bronce, cuyo tamaño y peso variada en función de la edad de los participantes.

- Lanzamiento de jabalina: se medía no la puntería sino la distancia

- Lucha: consistía en derribar al adversario. No se permitían patadas, manotazos ni puñetazos

- Pugilato: se permitía golpear únicamente con los puños

- Pancracio: aparece en 640 a.C. consistía en vencer al rival usando cualquier método. Podía llegar incluso a la muerte.

- Carrera de carros: eran el momento más importante de los juegos. Podían llegar dos o cuatro caballos.

- Carreras de caballos: no se usaban ni estribos ni sillas, y podían incluir obstáculos.

- El Pentatlón: Este era la competencia por excelencia de los Juegos Olímpicos, se incorporó en el año 708 a.C. Constaba de una carrera de velocidad, salto de longitud, lanzamientos de disco y jabalina y lucha.

La organización

La dirección y organización de los juegos recaía sobre la Bulé de Olimpia, conocido como el Consejo Olímpico. Se encargaba principalmente de elegir a los jueces de las pruebas y a castigarlos si no desempeñaban su labor correctamente. También controlaban los ingresos y los gastos del tesoro de Zeus en la ciudad.

Los jueces o helladónicas eran designados 10 meses antes de la celebración de los juegos y sólo eran elegidos para una celebración, aunque podían ser reelegidos. Seleccionaban a los participantes, supervisaban los entrenamientos, inspeccionaban las instalaciones, dirigían las pruebas y entregaban las condecoraciones.

Los theólocos eran los sacerdotes que supervisaban los templos, realizaban los ritos y conservaban los altares. Sus funciones se limitaban a la liturgia.

Las normas

- Sólo podían participar griegos de condición libre, que debían entrenar obligatoriamente en Elis (ciudad a 50 km de Olimpia) y prestar el juramento ritual

- Sólo las mujeres solteras podían entrar pero como espectadoras.

- Era obligatorio participar desnudo.

- No se podía matar al adversario ni empujarle en las carreras.

- Los sobornos se castigaban con azotes

- Los jueces no podían participar

- Quedaban excluidos todos aquellos que tuvieran multas, los delincuentes, los reincidentes, los homicidas y los sacrílegos

- Si un atleta llegaba con retraso se le excluía de la prueba

- Se podía reclamar al senado de Olimpia si se estaba en desacuerdo con la decisión de los jueces, pero este desacuerdo no podía manifestarse públicamente.

El desarrollo

Cuando se acercaba la fecha de celebración de los juegos, se declaraba una tregua sagrada, que ponía fin a todos los enfrentamientos militares, la preparación de ejércitos, construcción de armas… Los heraldos eran los encargados de dar a conocer esta tregua al tiempo que anunciaban los juegos.

El día antes de comenzar los juegos, participantes y jueces abandonaban Elis y se dirigían al altar de Zeus en Olimpia, donde juraban delante de la imponente estatua de Zeus de marfil y oro y doce metros de altura (una de las maravillas del mundo) que no iban a delinquir contra los juegos y manifestaban que habían seguido el entrenamiento obligatorio durante los 10 meses anteriores.

El primer día actuaban heraldos y trompeteros (posteriormente se convertiría en otra categoría). El segundo día competían los más jóvenes. El tercer día tenían lugar las competiciones ecuestres, era el día de la aristocracia por antonomasia, pues eran los nobles quienes poseían carros y caballos para participar. Como curiosidad, decir que como en estas carreras el vencedor era el dueño del carro o del caballo, se dieron casos en los que la galardonada fue una mujer.

El cuarto día era el más importante, ya que se realizaba un ritual en honor a Zeus y se sacrificaban 100 bueyes en su honor.

El quinto día se celebraban el díaulo, el dólico, la lucha, el pugilato y el pancracio. El día finalizaba con la hoplitodromía. El sexto día era el cierre de los juegos y la entrega de premios. Los premios no consistían en nada material, sino en el honor y la gloria. Para simbolizarlo se les dio en principio una manzana, pero después se pasó a la corona de laurel y una cinta de lana en la frente. El nombre, el del padre, el lugar de nacimiento y el linaje de cada ganador se inscribían en un registro. El que conseguía vencer en todas las pruebas del pentatlón, tenía derecho a una estatua en el templo de Zeus. Al regresar a sus polis los ganadores eran recibidos como héroes; poetas y oradores narraban sus hazañas. Existe constancia del nombre del primer ganador de los Juegos Olímpicos: fue Koreibos de Elida y recibió como premio una manzana. El último ganador antes de su prohibición fue el armenio Varazdat.

Los juegos fueron prohibidos en 394 por Teodosio el Grande por considerarlos paganos al servir de adoración a falsos dioses, aunque la versión oficial fue que el obispo de Milán, san Ambrosio, veía las competiciones como un espectáculo cruel y sangriento.

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