viernes, 13 de noviembre de 2009

Culto a los ancestros en Roma

En la Antigua Roma se veneraba a los espíritus del hogar y a los ancestros, de forma paralela a los dioses que todos más o menos conocemos. Para este fin, existía en el atrium un altar sagrado en el que siempre debía arder una llama dedicada a Vesta, diosa del hogar, y junto al que se colocaban pequeñas figuras de cera o de barro que simbolizaban a los familiares ya fallecidos, los llamados manes. Aparte, existían los lares, que eran los espíritus del hogar encargados de asegurar la salud de los miembros de la casa y de mantener la concordia entre ellos; y los penates, los guardianes de la despensa a quienes se les dejaba una ofrenda diaria y que posteriormente serían guardianes de toda la casa.

El pater familiae era el encargado de llevar a cabo estos ritos, que consistían principalmente en ofrendas de frutas y libaciones. Además, cuando se celebraba algún ritual como un casamiento o un entierro, tenía que llevar las figuritas de los manes para que también estuvieran presentes.

Al margen del culto doméstico, existía también el culto funerario en cuanto a las tumbas y enterramientos de los familiares, que se solían hacer al borde de los caminos por la creencia de que a los espíritus les gustaba ver a sus familiares y estar cerca de ellos, no aislados en cementerios. Se les enterraba con aquellos objetos que les hubiera representado en vida y a menudo se les dejaban ofrendas de comida y bebida para que estuvieran alimentados. Parece ser que incluso en algunas tumbas se practicaban agujeros para echar el vino dentro y que llegara al difunto. Se escogía el vino porque era lo más parecido a la sangre, que era lo que preferían los muertos, no obstante, en ocasiones se realizaban pequeños sacrificios animales para satisfacerlos también en este sentido.

Aún así, se sabía que la existencia de los muertos no era feliz del todo, por lo que las tumbas se decoraban con flores o incluso se rodeaban de pequeños jardines. En el aniversario de la muerte, la familia celebraba un gran banquete lo más cerca posible de la tumba, o en su defecto, en el interior del hogar junto al altar doméstico, pues así los espíritus podían participar en los festejos.

Otras ocasiones en las que se dedicaba una atención especial a los difuntos era durante las fiestas Parentalia del 21 de febrero y durante el mes de mayo. Las Parentalia eran unas fiestas en honor de los difuntos que comenzaban el 13 de febrero y duraban 8 días. Se consideraban días funestos y no se celebraban bodas en estas fechas. Cuenta Ovidio que se celebran en esas fechas porque hubo un descuido generalizado a los muertos y las almas de éstos salieron de sus tumbas llenando todo con sus lamentos hasta que se les volvió a hacer caso. Estas fiestas terminaban el día 21 con las Feralia, en las que una vieja ofrecía a Tácita, diosa del silencio, un sacrificio con connotaciones mágicas. El día 22 continuaba con las fiestas de las Caristías, en los que los miembros de la familia honraban a los lares y les agradecían el seguir vivos.

Respecto al mes de mayo, se creía que los días 9, 11 y 13, las Lemuria, aparecían los fantasmas de los muertos insatisfechos, por lo que el padre de familia tenía que recorrer la casa en esas noches diciendo conjuros para ahuyentarlos y golpeando el suelo con un objeto de bronce, al tiempo que arrojaba a sus espaldas puñados de habas negras.

2 comentarios:

  1. Es curioso...no sabia que los romanos tuvieran tantos dias dedicados al culto a los muertos.... me ha quedado la duda de ...¿porque habas negras y objetos de bronce para ahuyentarlos????

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  2. Parece ser que el sistema consistía en que los espíritus se entretendrían recogiendo las habas, ya que se supone que contenían sus almas (según Plinio), y así no estarían pendientes de la familia. Y el hecho de por qué se usaban habas negras es porque era la legumbre que poblaba los huertos en esa época del año.
    En cuanto al uso del bronce, imagino que es por la sonoridad que produce al ser golpeado y también porque era un metal del que se disponía fácilmente en todas las casas.

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