martes, 8 de junio de 2010

Ishtar

Ishtar es una diosa mesopotámica que fue adorada por los babilonios, los sumerios (con el nombre de Innana) y los fenicios (con el nombre de Astarté). Representaba el amor, la fertilidad y la vida y la podemos encuadrar en el prototipo de Diosa Madre. Se la supone hija del dios de la luna, Sin, y de la Luna misma, Nannar. Su consorte es el dios Tammuz, que a su vez era su hermano. Tiene un carácter astral, ya que ha sido identificada con el Sol, la Luna, el planeta Venus y las estrellas formando constelaciones. Su símbolo, de hecho, es una estrella de ocho puntas, y la palabra estelar viene derivada de su nombre.

La leyenda por la que Ishtar es especialmente conocida es aquella en la que desciende a los infiernos para buscar a su esposo. Ereshkigal, su hermana, era quien lo retenía allí, ya que tenía poder sobre la vida y la muerte. Tuvo que atravesar siete puertas, perdiendo una prenda de ropa cada vez que atravesaba una, hasta que llegó al infierno, totalmente desnuda. Ereshkigal la mató y la colgó de un clavo.

Debido a la ausencia de Ishtar, la Tierra comenzó a languidecer. Papsukal, el sirviente de Ishtar, les contó lo sucedido a los dioses, quien lograron de volverle la vida y sacarla de los infiernos. La única condición que tuvo que cumplir fue permitir que Tammuz pasara seis meses en el infierno, durante los cuales ella lamentaba su pérdida. Se cree que en esta leyenda tiene su origen la Danza de los Siete Velos.

El culto de Ishtar estaba relacionado con la prostitución sagrada, mediante la cual se revelaban los Grands Misterios de la Diosa. Las prostitutas de Ishtar se ofrecían a aquellos que quisieran experimentar a la diosa a través de ellas a cambio de una suma de dinero para el templo. Hay que precisar que en aquellos tiempos, este tipo de prostitución no tenía las connotaciones que le vemos hoy día. Era un orgullo ser una prostituta del Templo de Ishtar, no sólo para la mujer que la ejercía, sino para toda su familia, ya que implicaba un servicio directo a la diosa y una actividad mística y religiosa que ayudaba a la prosperidad de la ciudad.

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