domingo, 25 de octubre de 2009

Los zigurat

El zigurat (zĭg`ə-răt) representa el modelo estándar del templo en Mesopotamia en el tercer milenio antes de Cristo, durante la tercera dinastía de Ur. Consiste en una pirámide escalonada coronada por un templo, aunque hay variedades en cuanto a técnicas, formas y tamaños. La base podía ser rectangular, ovalada o cuadrada. Respecto a los materiales de construcción, la parte interior estaba constituida por ladrillos de adobe secados al sol, lo que ha favorecido su desaparición, y la parte que quedaba a la vista se cubrían con ladrillos cocidos a los que, en ocasiones, se les incluían pequeños cristales de colores, lo que provocaba un efecto lumínico espectacular cuando los rayos del sol incidían en ellos. Estos templos eran comunes en Babilonia, Asiria y Sumeria.


Su labor como templo no hay que entenderla como un lugar en el que se realizaban actos públicos o ceremonias sino como la residencia de la divinidad; de esta manera, el dios vivía junto a sus fieles en la ciudad. La idea de que el dios viviera en lo alto del zigurat viene de la creencia sumeria de que los dioses vivían en montañas, por lo que se les construían hogares lo más parecidos posibles; así, también podrían divisar sus hogfares a lo lejos para establecerse en ellos. Recordemos que estas sociedades próximo-orientales eran politeístas; cada ciudad tenía su dios patrón, que era el que vivía en el zigurat. Sólo los sacerdotes tenían acceso al interior del templo para cubrir las necesidades de la divinidad, lo que hacía de esta clase social un elemento muy importante y respetado en estas poblaciones, ya no sólo en asuntos religiosos sino también en políticos y económicos.

Otra interpretación que se ha dado para los zigurats es que eran la representación de la colina primigenia desde la que surgió el mundo y que a su vez, une el cielo con la tierra y la tierra con el mundo subterráneo. También se ha mencionado que podrían usarse como observatorio astronómico.

Actualmente se conservan 32 zigurats en todo Oriente Próximo, cuatro en Irán y el resto en Irak. El más famoso es el llamado Etemenanki, dedicado al dios Marduk y construido en Babilonia alrededor del siglo XVI a.C. de la dinastía Caldea. No se conserva demasiado pero mediante la arqueología y un texto conservado en el Museo del Louvre en una tablilla cuneiforme se ha sabido que tenía siete niveles en siete colores distintos, coronando el indigo como mezcla del pardo de la tierra y el azul del cielo. Tenía dos escaleras laterales que llegaban hasta la mitad y después, otra principal que era la que llegaba hasta el templo. Fue construído seguramente por Hammurabi aunque la última fase de construcción corresponde al rey Nabucodonosor. Se ha sugerido que la bíblica Torre de Babel podría estar basada en este zigurat, ya que la época de su construcción coincide con el momento de esplendor de Babilonia y en el que se tenía cautivo al pueblo judío y pudo dar lugar al mito.


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viernes, 2 de octubre de 2009

La educación de los niños celtas

Me dispongo a abordar un tema del que hay poquísimas evidencias, ya que mediante la arqueología y la literatura apenas se han podido extraer fuentes que den información sobre la vida cotidiana de los niños celtas. Uno de los escasos lugares de los que se ha podido extraer algo es Emhain Macha (Navan Fort, Amagh, Irlanda del Norte), un lugar asociado con la aristocracia. Respecto a las familias humildes, en este sentido son invisibles arqueológicamente hablando.

Entre los celtas no existía una institución educativa ni nada parecido a las escuelas de hoy el día. Por lo general, crecían viendo las actividades cotidianas de los mayores que les rodeaban, aprendiendo de las explicaciones que les daban sobre el día a día, hasta que poco a poco y según se iban haciendo mayores, comenzaban a colaborar, iniciando así su aprendizaje práctico. Además de esto, la transmisión oral de cuentos y leyendas constituían una base cultural y de principios y éticas que iban asimilando paulatinamente.

Como sabemos, no existía la tradición escrita pero sí un gran respeto por el aprendizaje, la naturaleza y los ritos a los dioses, supervisados por los druidas, así que hemos de entender que los niños aprendían todo de memoria, por lo que se les requería seguramente una gran disciplina mental.

Los niños eran criados por padres adoptivos, quienes a menudo eran el o los hermanos de los padres biológicos, aunque lo normal era que todos los miembros del clan se encargasen de todos los niños. Los tutores del niño se encargaban de instruirle en los talentos que fuera a necesitar en función de su rango social y además de esto, forjaban grandes lazos afectivos con el niño que perdurarían en el tiempo. De esta manera, aparte de con su familia biológica, el niño tenía también una profunda amistad y cariño con la familia en la que se había criado. Cuando llegaban a la pubertad, eran devueltos a sus padres biológicos y se realizaba un ritual de paso, de manera que eran reconocidos como adultos por el clan. Aquellos niños destinados a ser guerreros eran enviados a una especie de escuelas de batalla para su entrenamiento.

... igualito que los niños de ahora, ¿no?...

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